La humildad

La segunda de las siete cualidades características en la Obra de los Santos Ángeles es la humildad. Pocas virtudes vienen precedidas por una recomendación tan elevada: “¡Aprended de Mí, que soy manso y humilde de corazón!” (Mt11,29). Por el ejemplo del Rey, que dijo: “Yo estoy en medio de vosotros como el que sirve” (Lc 22, 27) y por amor a la verdad, la humildad halla alegría en el acto de servir. En términos generales la humildad es la sierva de la gracia en el alma. Un alma humilde se humilla como María, la sierva del Señor, por lo cual Dios la exalta y le concede una mayor participación en la santidad. “Es impensable imaginarse la santidad en una creatura de Dios sin la presencia de la humildad y la pureza. Pues así como la castidad es la pureza del cuerpo, de igual manera la humildad es la pureza del alma, y la pureza es la primera condición para la santidad” (Arzobispo Ullathorne, Little Book on Humility and Patience, I, cap. 6, 1)sigue leyendo...